La Virgen de la Asunción y los chilenos
En ese tiempo de la guerra, un grupo de chilenos, todos a caballo, pasaron por San Juan. Allí hicieron sus fechorías y después se dispusieron a ir al distrito de asunción. A poca distancia alcanzaron a una señora bien humilde, pero muy bella, que se iba montada en un burrito. Le preguntaron a qué distancia y por dónde se iba a asunción. La señora les dijo que ella se iba para allá porque ella vivía allí, y les ofreció llevarlos al pueblo.
En ese tiempo de la guerra, un grupo de chilenos, todos a caballo, pasaron por San Juan. Allí hicieron sus fechorías y después se dispusieron a ir al distrito de asunción. A poca distancia alcanzaron a una señora bien humilde, pero muy bella, que se iba montada en un burrito. Le preguntaron a qué distancia y por dónde se iba a asunción. La señora les dijo que ella se iba para allá porque ella vivía allí, y les ofreció llevarlos al pueblo.
Los chilenos empezaron a seguirla, porque la señora les llevaba como una cuadra de ventaja, aunque iba en burrito. Cuando ya bajaban el río, los chilenos quisieron sorprender a la señora en ese lugar silencioso, y entonces echaron carrera para alcanzarla, pero ya la vieron que estaba al otro lado, subiendo la cuesta. Con toda la cólera más corrieron, pero ya no pudieron alcanzarla.
Cuando llegaron a la fila del Ogorís, divisaron al pueblo en pleno baile, porque justo se celebraba la fiesta de su Patrona, en el mes de agosto. Por la quebrada de Angalle se dieron cuenta que la señora con el burrito se desapareció.
Llegaron los chilenos y se fueron a una casa a pedir comida y trago. Un niño les alcanzó un poto de guarapo y los chilenos se entusiasmaron con la novedad del licor. Después empezaron a recorrer las calles del pueblo causando mucho miedo. Al llegar al templo se metieron con todo y caballos para saquearlo. Allí, en el altar mayor, estaba la Virgen vestida de fiesta, con todas sus joyas. Como que corrieron los chilenos para despojarla de todo y cuando llegaron cerca, asì de pronto se pusieron de rodillas: habían reconocido que la Virgen era la misma señora que les había guiado.
Arrepentidos salieron, con mucho miedo, a contar lo que les había sucedido.
Cuentan que ese mismo día salieron del pueblo. Días después llegó la noticia que todos esos habían muerto en los encuentros del norte.
Contado por Gloria Saldaña Q. de Cajamarca.
FUENTE:
Contado por Gloria Saldaña Q. de Cajamarca.
FUENTE:
Biblioteca Campesina. “Dios Cajacho”.Tradición Oral Cajamarquina.Cernida1. Edic. Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca. 2007.pp.31-32
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