sábado, 28 de junio de 2008

LA REBELDIA DEL "HUASCAR" Y UN MITIN HISTORICO

LA REBELDIA DEL “HUASCAR” Y UN MITIN HISTORICO

El 2 de agosto de 1876 se inició el gobierno del general Mariano Ignacio Prado.
Sobrevino en este período la crisis económica: se supendió el pago de la deuda externa; el billete fiscal fue perdiendo su valor.
Esta situación de crisis dio margen al estallido de algunos movimientos revolucionarios.
Entre 1876 y 1877, estalló la revolución encabezada por Nicolás de Piérola, la que fue sofocada por el general La Cotera en la batalla de Yacango, en Moquegua. Y el inquieto caudillo demócrata huyó a Chile.

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El 14 de mayo de 1877, el monitor “Huáscar” se sublevó a favor de la causa demócrata. El buque recorrió la costa chilena, donde se encontraba Piérola, quien se embarcó a su bordo.
El monitor regresó con el fin de encender la chispa revolucionaria a lo largo de la costa peruana.
Mientras tanto, el gobierno de Prado dictó un decreto declarando al monitor “Huáscar”, como buque pirata, acusándolo de supuestos actos contrarios al Derecho Internacional.
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En la mañana del 29 de mayo de 1877, el monitor “Huáscar”, anclaba en el puerto de Pacocha. Parece que Piérola pensaba desembarcar allí, para organizar la revolución en los departamentos del sur.
En estos instantes en el horizonte asoman dos navíos.
Con tal motivo y en forma previsora se suspenden la maniobra de desembarco.
El capitán del barco y Piérola cambian ideas y se aprestan a toda contingencia.
El pequeño monitor, como león sorprendido en su guarida, pone en movimiento sus máquinas y los hombres de la tripulación reciben órdenes de estar listos para cualquier sorpresa.

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Se trata de los ingleses “Shah” y “Amnethiste” de la división del almirante Horsey, quienes se proponen capturar el monitor, como buque “pirata”.
Los blindados disparan sus cañones sobre el “Huáscar”, imponiéndole rendición incondicional.
El “Huáscar”, como digna respuesta, se lanza al combate, y sus cañones resuenan atronadoramente. Al mismo tiempo que sus rápidas evoluciones impiden que los cañones extranjeros le ocasionen daño.
El combate se prolonga por breves momentos.
Los disparos certeros del monitor han ocasionado serias averías en los buques contrarios.
Y, luego, el monitor, con la bandera peruana al tope, a semejanza de gladiador victorioso, o como raudo jaguar en la espesura de la selva, a toda máquina abandona el campo de batalla y emprende viaje rumbo al sur, dejando burlados o sorprendidos a los grandes barcos de alta Majestad Británica.
Pocos días después, el monitor voluntariamente, se entrega a la escuadra peruana estacionada en el puerto de Iquique.
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La noticia del ataque al “Huáscar” por buques extranjeros produjo una tormenta de indignación en el pueblo tacneño.
Por plazas y calles se comentaba animadamente los pormenores de la batalla de Pacocha. Y se censuraba acremente a Inglaterra y a la actitud del gobierno de Prado.
El día 3 de junio de 1877, una comisión de vecinos notables, integrada por los generales Justo Arias y Aragüez, Jacinto Mendoza, Napoleón Vidal, Nicolás Ortiz, Godínez y el doctor Felipe Antonio Zela, presentó una solicitud al prefecto del departamento, don Carlos Zapata, en el siguiente sentido: “La Comisión nombrada por el pueblo, comunica a Ud. que se está reuniendo en uso legítimo de la facultad que otorga el artículo 29 de la Carta Fundamental del Estado, con el objeto de protestar contra el atentado de intervención inglesa perpetrado el 29 de mayo último, sin pretender en absoluto alterar el orden público”
El prefecto, en nota de respuesta y, en términos corteses, expresó su negativa para la reunión del pueblo, y al final decía: “Los señores comisionados saben que en esta ciudad hay un gran número de extranjeros honrados y laboriosos y cuya tranquilidad y seguridad no sería prudente alarmar: El pueblo de Tacna no necesita de manifestación alguna para que el Perú entero sepa que su patriotismo no le permite aceptar resignado ninguna ofensa extraña”.
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A pesar de la negativa prefectural, el pueblo se reúne en la Plaza de Armas.
La plaza está repleta de gente de toda condición social: vecinos notables, artesanos y campesinos venidos de todos los pueblos inmediatos.
Dirigen la palabra a los manifestantes los coroneles Arias y Aragüez y Godínez y los doctores Felipe Antonio Zela y Emilio Velarde.
A continuación se suscribió un acta de protesta, que firmaron dos mil personas. No hubo ningún incidente. En la ciudad existía un Consulado Inglés y numerosas casas comerciales de súbditos ingleses.
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Tres años después, en el Peñón de Arica, el 7 de junio de 1880, los directores del histórico mitin de alto espíritu cívico y de defensa de la soberanía nacional: coroneles Arias y Aragüez, Vidal, Mendoza, Ortiz y el doctor Zela, escribieron una nueva página de heroísmo y de gloria, no sólo para el pueblo de Tacna sino para el Perú entero y para las presentes y futuras generaciones.

FUENTE:
F. ZORA CARVAJAL. “TACNA, HISTORIA Y FOLKLORE” pp.208-209.

jueves, 12 de junio de 2008

EL DERECHO A NO TENER HAMBRE

EL DERECHO A NO TENER HAMBRE

¿Existe en nuestra sociedad el Derecho a no tener hambre? . Al parecer es un derecho que no está garantizado en el ordenamiento institucional existente.

No existen los derechos de trasfondo que justifiquen a nuestra sociedad la toma de decisiones políticas para implementar el Derecho a no tener hambre. Tampoco, existen derechos institucionales específicos que justifiquen la decisión de implementar políticas para erradicar el hambre.

La sociedad debe reconocer el Derecho a que los ciudadanos tengan políticas dirigidas a asegurar que todos los hombres , mujeres, ancianos y niños tengan derecho a medios adecuados para su subsistencia.

Esto no quiere decir que la obligación de la sociedad es tener los medios de antemano, sino, que tan sólo se obliga a establecer las políticas necesarias para conseguir el derecho a estar libre de hambre.

En otras palabras, el reconocimiento del derecho a estar libre de hambre daría a los hombres y mujeres el derecho a exigir que una determinada política esté dirigida a asegurar el objetivo de hacer del derecho a medios adecuados un derecho realizable.

El derecho a estar libre de hambre es el derecho a políticas para asegurar los medios adecuados para la subsistencia; con esto se lograría que con el ejercicio de sus derechos las personas puedan tener acceso a un conjunto de bienes alimenticios para realizar su derecho a estar libre de hambre. .

En conclusión, de positivizarse el derecho a estar libre de hambre, la sociedad estaría obligada a decidir las políticas necesarias para asegurar los medios de subsistencia y los ciudadanos de exigir el establecimientos de esas políticas. Es decir, los hambrientos tienen derecho moral a la alimentación y la sociedad el deber moral de proveer la alimentación o los medios necesarios para proveer tal alimentación.

Mg.Sc. Faustino Beraún Barrantes

BIBLIOGRAFIA
AMARTYA K.SEN."El Derecho a no tener hambre".Universidad Externado de Colombia.Centro de Investigación en Filosofía y Derecho.Traducción Everaldo Lamprea Montealegre.1a.Edic.2002.Perú.pp.1-35.
Este artículo apareció orginalmente en The Right to Food, editado por José P.Alston y K. Tomasevki.

domingo, 8 de junio de 2008

LAS MUNCIPALIDADES DE PUEBLO LIBRE , SAN ISIDRO Y LA GRAN LOGIA DEL PERU RINDEN HOMENAJE AL Q:.H:. ALFONSO UGARTE VERNAL

DISCURSO EN HOMENAJE AL Q:.H:.ALFONSO UGARTE VERNAL

El R:.H:. José Guzmán Estrada Primer Gran Vigilante de la Gran Logia del Perú, en nombre y representa­ción del M:.R:.H:. MANUEL MANRIQUE UGARTE Gran Maestro de Masones del Perú pronunció el siguiente discurso:


“ … Nos hemos reunidos en esta plaza para rendir un justo homenaje y tributo a nuestro hermano masón, el Q:. H:. Alfonso Ugarte Vernal, quien había sido iniciado en los augus­tos y antiguos misterios de la francmasonería, en los registros de la Respetable Logia Simbólica "Fraternidad y Progreso", cuando aquella trabajaba en el Valle de Iquique, pro­vincia de Tarapacá, hoy en día lo hace en el Valle de Lima, correspondiéndole el nume­ral 28.

Nuestro Q:. H:. Alfonso Ugarte Vernal, llegó a ocupar el puesto de 1er Vigilante en dicha Logia.

Militar peruano, héroe peruano de la Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de Coronel EP. Fue Jefe de la Octava División en la defensa de Arica en la batalla del mismo nom­bre del 7 de junio de 1880, bajo el mando del coronel EP Francisco Bolognesi Cer­vantes (quien también fue H:. masón).

Alfonso Ugarte nació en Tarapacá, el 13 de julio de 1847, hijo de los acaudalados co­merciantes tarapaqueños Don Narciso Ugarte y Doña Rosa Vernal.

A temprana edad, es enviado por sus padres al puerto chileno de Valparaíso donde fue educado, terminando sus estudios en 1868.

A su regreso al Perú se instala en Iquique donde se dedica a administrar los negocios familiares, debido a la temprana ausencia física de su padre. En 1876 fue elegido alcalde de la ciudad.

Al inicio de la Guerra del Pacífico, nuestro Q:. H:. Alfonso Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa, decidió quedarse en su ciudad natal y organizar un batallón con su propio dinero, batallón que estaría integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique Nº 1", conformado por 429 hombres y 36 oficiales.

Participó en la Batalla de Tarapacá donde fue herido de bala en la cabeza y se replegó junto con el ejército peruano. Este ejército fue puesto a disposición del Ejército del Sur, que comandaba el general de división EP Juan Buendía; en esas condiciones hizo la penosa marcha desde Tarapacá hasta Arica.

En Arica participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi don­de se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho".

Murió combatiendo en la gloriosa Batalla de Arica. La historia señala que se lanzó a ca­ballo desde la cima del Morro para evitar que las tropas chilenas se apoderen del Pa­bellón Nacional que le había sido encargado.

Se dice que su cadáver no llegó a ser recuperado a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia supérstite, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo.

Sin embargo, intentando dilucidar este último asunto, Geraldo Arosamena logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú - la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte encontrando, efecti­vamente, restos envueltos en una bandera peruana.

Basta con afirmar que el cuerpo identificado en 1890 como el del Coronel Alfonso Ugarte, y que fue traído a Lima y depositado años más tarde en el mausoleo familiar que había construido su madre, fue trasladado no hace mucho a la Cripta de los Héroes de la guerra del 79, y allí reposa, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago.

Existe una pintura, única, del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazza­ni Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima.

Varios aedos escribieron luego sobre la heroica acción del Coronel Alfonso Ugarte, entre los que destacan el poeta peruano José Santo Chocano Gastañodi, con "La Epopeya Del Morro" [Poema Americano] que fuera premiado con medalla de oro por "El Ateneo De Lima" en el concurso de Junio-Julio de 1899.

Finalmente, debo recordarles que cada 7 de junio, los peruanos conmemoramos la gesta de los HH:. Masones y Oficiales del Ejercito Peruano, Alfonso Ugarte y Francisco Bolog­nesi, como también de aquellos oficiales y soldados que cayeron en defensa del Morro de Arica, con el juramento de fidelidad hacia nuestra bandera. Gracias …”

A continuación fue invitado el R:. H:. FABIAN TUTAYA TORRES V:.M:. de la R:.L:.S.. FRATERNIDAD y PROGRESO Nro. 28 quién dio un brillante discurso recordando la personalidad del Q:. H:. Alfonso Ugarte quién fue miembro Fundador de la Logia antes citada.

Ambos discursos fueron muy aplaudidos por la numerosa y distinguida concurrencia col­mada de RR:. y QQ:. HH:: de distintas Logias que participaron con singular entusiasmo en la Ceremonia.

Finalmente hicieron el uso de la palabra el Señor Luis Rosello Castillo Teniente Alcalde en representación del Señor Alcalde de la Municipalidad Distrital de Pueblo Libre y el Director de Cultura en representación del Señor Alcalde del Distrito de San Isidro.

A continuación algunas fotografías de la imponente Ceremonia de Homenaje al Héroe Coronel ALFONSO UGARTE VERNAL con ocasión de conmemorarse el CXXVIII Aniversario de su inmolación y sacrificio por la Patria:


Fue anunciado por el Maestro de Ceremonias de la Municipalidad de Pueblo Libre, nues­tro R:.H:. José Guzmán Estrada Primer Gran Vigilante quién en nombre y representa­ción de nuestro M:.R:.H:. MANUEL MANRIQUE UGARTE Gran Maestro de Masones del Perú pronunció el siguiente discurso:













En la foto el R:.H:. José Guzmán Estrada Primer Gran Vigilante de la Gran Logia del Perú, el Señor Luis Rosello Castillo Teniente Alcalde de la Municipalidad Distrital de Pueblo Libre, de izquierda a derecha : el R:.H:. Felipe Vásquez López Gran Guarda Templo Interior, el R:.H:. Félix Quispe Rivas V:.M:. de la R:.L:.S:. Julio F. de Iriarte Nro. 166, el Q:.H:. Faustino Beraún Barrantes Gran Secretario Adjunto, el R:.H:. José Tejada Gran Capellán, R:.H:. Fabián Tutaya Torres V:.M:. de la RLS Fraternidad y Progreso Nro. 28, el R:.H:. Hugo Beraún Gran Bibliotecario, el R:. H:. Manuel Minaya Gran Canciller, y RR:. y QQ:. HH:. de la R:.L:.S:. Fraternidad y Pro­greso.

jueves, 5 de junio de 2008

EL MRCL.ANDRES AVELINO CACERES. "EL BRUJO DE LOS ANDES"

EL BRUJO DE LOS ANDES
Por: Juan de la Mata Peralta Ramírez

Con este epíteto es conocido nuestro inmortal paisano: Mariscal Andrés Avelino Cáceres, de quien se cuentan varias tradiciones, muy divertidas y originales. Una de ellas es la batalla de «Acuchimay», que se realizó en 1882.

Estaba acantonado un destacamento chileno en el cuartel de San­ta Catalina de Huamanga, con todos los pertrechos de guerra: fusiles, municiones y algunos cañoncitos.

Cáceres quiso atrapar aquellos fusiles y municiones, para sus montoneros, que sólo tenían como armas de combate: rejones, cuchillos, garrotes, lazos de cocobolo, etc. Para el efecto ocultó a sus montoneros tras el cerro de «Campanayocc>, y él se dirigió a la quebrada de «Huatatas», donde cambió sus vestimentas de militar y se disfrazó de chuto. Con sus cargas de leña, se dirige a la ciudad de Huamanga.

Bien pronto se encontró con un chileno, quien le interroga: «Oye chuto, le dice, ¿vendes tus cargas de leña?" Sí taytay, responde Cáceres ¿Cuánto cuesta? Le contesta, el Brujo: «a escayral tayra" bien, vamos. Encamínanse con el soldado chileno para que descargue en la cocina. En esos instantes, Cáceres, ya echó ojo, donde estaban los armamentos y municiones.

Recibido sus cuatro reales, valor de las cargas de leña, se retira muy contento el chuto «Cáceres». Regresa a «Huatatas», devuelve los dos borriquillos, nuevamente cambia sus disfraces de chuto, y se encamina donde sus montoneros.

Planeó el combate, y de noche se sitúan tras del cerro «Acuchimay», con sus montoneros, más cuarenticinco llamas, a cuyos animales les atan trapos bien encebados al cuello. Cada montonero con sus teas encendi­das, y los pescuezos encebados de las llamas, también fueron encendi­dos.

A una señal, a las nueve de la noche, todos: montoneros y llamas, emprendieron la bajada del cerro, con una bulla fenomenal, acompaña­do del sonido de latas y cohetes, que al verse el cerro, parecía que des­cendía una poderosa fuerza de miles de soldados, al grito de: «Mueran los canallas chilenos».

La guarnición de Santa Catalina no tuvo otro remedio que irse a la fuga; sin pensar siquiera en defenderse, dejando los fusiles, municiones, cañoncitos y pertrechos de guerra.

Entran a la ciudad por «lIucha llucha», y toman el cuartel, y tran­quilamente sin perder ningún hombre, se apoderan de los fusiles, muni­ciones, etc., y se retiran a las punas de Altungana, donde comenzó a enseñar a sus montoneros el manejo de las armas; e instruía ya las tácti­cas de batalla, con toda la técnica bélica de entonces.

Los chilenos, casi muertos de espanto se detuvieron en las quebra­das de la «Totora», y como nadie les perseguía, al día siguiente regresan sigilosamente a Huamanga; averiguan de las huestes de Cáceres, y llegan a saber que se habían retirado esa misma noche. Constituidos en su cuartel vieron con sorpresa que o habían limpiado de todo lo que te­nían. Al verse engañados tan puerilmente, los chilenos estaban más colé­ricos que nunca. Aún más, por la treta de las llamas, con que habían sido suplantados, por el «Brujo de los Andes».

Al día siguiente mandaron publicar un bando donde ofrecían mil quinientos pesos por la cabeza de Cáceres; cosa que no pudo cumplirse, pues nuestro héroe Huamanguino murió muchos años después; aún fue Presidente de la República por dos veces y finalmente Mariscal del Perú. Murió de puro viejo, bien tranquilo en su cama, en su residencia, en la ciudad de 'los Reyes», Capital de !a República, en el año de 1929.


Juan de Mata Peralta Ramírez. “Tradiciones de Huamanga” Tomo I; pp.63-64